Los sistemas CTS siempre han sido un tema que despierta opiniones encontradas. Por un lado, es innegable que se han logrado avances y que hay proyectos que realmente impulsan la innovación. Tampoco es un secreto que es necesario tener mecanismos que permitan cuantificar los avances o retrocesos en la materia. Sin embargo, lo que más llama mi atención es cómo, en ocasiones, el sistema parece estar más enfocado en "engrosar números" que en generar resultados tangibles y en cumplir con las funciones sociales de la ciencia que, como bien resumíamos hace unos días, consisten en mejorar la vida de las personas. Creo que un ejemplo claro de esto es el tema de las patentes. Me resulta curioso pensar que en ocasiones se patentan inventos o soluciones que, en muchos casos, nunca llegan a utilizarse pero sí suman puntos y cuentan como grandes logros dentro del sistema CTS (conozco varios casos en el ámbito del desarrollo de software). Más asombro aún me ha parecido ver el otro extremo en el que hasta los genes, esos hilos con los que se teje la vida, se han convertido en un objeto mercantil, utilizado además para obstaculizar el avance de la ciencia.
Otro aspecto que llama mi atención es esta "obsesión" en los sistemas CTS por los números y los indicadores, cosa que también se refleja en el afán por publicar de muchos científicos. La presión por aparecer en revistas y tener un gran portafolio de publicaciones a veces puede llevar a que se priorice la cantidad sobre la profundidad o el impacto real de la investigación. Se genera un ambiente en el que se valora más el "score" académico que el avance genuino en áreas cruciales. Es, paradójicamente, como esa fuerza que empuja a cruzar la barrera que nos mostraba Joaquín en la presentación del primera sesión presencial, esa línea invisible entre lo "permitido" y lo prohibido. En mi opinión es un ejercicio valioso reflexionar acerca de si la acumulación de patentes y publicaciones realmente se traduce en progreso o si, por el contrario, se está creando una cultura en la que el éxito se mide únicamente en números. Una reflexión que invita a mirar más allá de los indicadores y a valorar hasta que punto el sistema ayuda a que la ciencia cumpla con su función esencial.
Por otra parte, trasladándome a mi área de interés particular, considero que la existencia de software "libre" (que no por ello deja de ser patentable) es una verdadera revolución para el avance de la ciencia. Al eliminar barreras económicas y de acceso, permite que investigadores de cualquier parte del mundo colaboremos y podamos compartir acceso a herramientas de software para construir sobre el trabajo de otros sin restricciones. Pienso que esta apertura no solo acelera el desarrollo de nuevos métodos y tecnologías, sino que también fomenta una cultura de colaboración y transparencia que impulsa la innovación. En la orilla contraria se encuentran las grandes empresas tecnológicas con su lucha constante por las patentes que les permitan, no solo lucrarse de sus productos de hardware y software, lo cual me parece muy bien, sino en ocasiones monopolizar el mercado y excederse con prácticas tan ruines como la obsolescencia programada.
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